martes, 7 de febrero de 2017

¡Hoy es mi día!

4:00 AM. Suena el teléfono. Max, jefe de una importante y reconocida empresa tecnológica, duerme sin percatarse de la llamada. El cansancio de una larga jornada laboral impide que el empresario descuelgue el teléfono. Volvió a sonar de nuevo. Won’t get folled again, del grupo The Who, resonaba entre las cuatro paredes de la lujosa habitación.


Esta vez, Max, tanteando con la mano la mesita que quedaba a su derecha, de forma instintiva, cogió el móvil y atendió la llamada. Aún estaba dormido, desorientado, pero ya se había incorporado. Estaba sentado en el borde de la cama.  Max no reaccionó hasta que el desconocido, escondido tras un modulador de voz, le dijo con total serenidad y perturbadora seguridad: Max, al igual que tu ansías el dinero, yo deseo tu muerte ¿Qué más dará que haya un hombre menos en el mundo? Hoy cobraré mi venganza. Apresúrate y llora, porque, hoy, lo último que vas a ver es al diablo. HahaHaha. A mííí. Esta es mi ¡Gran noche!. Un mensaje simple y corto, pero a la vez directo y  escalofriante. El empresario notó, entonces, como una punzada en el pecho, una sensación de frio que lo aturdía y dejaba paralizado, dejando caer el móvil por el que la Voz había dictado sentencia, y que ahora se perdía entre el cabecero de la cama y la pared.


Cuando Max volvió en sí, se levanto de un salto de la cama. Necesitaba encontrar el móvil, tenía que avisar a la policía. Intento desplazarla, pero no hubo suerte. Quien le mandaría comprar la última y más innovadora de las camas, fija, desafortunadamente, a la pared. Intentó alcanzar el móvil arrodillándose y tanteando con la mano el estrecho hueco que quedaba entre la pared y el cabecero. Para ello se arrodilló en el lateral de la misma, agachó el cuerpo, seguido de la cabeza y extendió, lo más que pudo, el brazo, por el pequeño estrecho. Se lamentaba. Era incapaz de llegar.


En la planta baja se escuchó el abrir de una puerta. Era evidente que la extraña Voz había irrumpido en, la que él consideraba, una de las casas más seguras. ¿Cómo es posible que no haya activado la alarma?, se preguntaba Max, con una preocupación y nerviosismo evidentes ya en su cara. No cesó en sus intentos por alcanzar el móvil. Y, al parecer por el crujir del suelo de parquet, la amenaza se estaba aproximando. El extraño ya estaba subiendo la escalera. Max no podía fallar. Se escuchaban los pasos por el pasillo. En un último intento, este extendió su brazo y sus dedos con la desesperación de alcanzar su teléfono. ¡Ya casi está!, se animaba el empresario. El pisar de los zapatos ya no se escuchaba. Ahora un silencio abrumador envolvió aquella habitación.


Max consiguió coger, finalmente, el móvil. Sacó rápidamente el brazo, se incorporó y se puso de pie. Los nervios impedían que sus dedos, descoordinados, alcanzaran a averiguar la forma de desbloquear el dispositivo. Tomó aire. Fijó la mirada en la pantalla del móvil y…


A la mañana siguiente los periódicos se hicieron eco de la desgarradora noticia. Un empresario había sido brutalmente asesinado por uno de sus empleados, al cual había despedido dos semanas antes.


Cuando la policía entró en la casa, halló al trabajador junto al cuerpo, ensañándose y asestándole repetidas y violentas puñaladas, a su víctima, ya sin vida; gritando una y otra vez: ¡Hoy es mi día!

martes, 31 de enero de 2017

Un encuentro inesperado

Lucia abrió asustada los ojos. Tardó unos segundos en volver a recobrar el sentido, respirar con normalidad y ralentizar los latidos del corazón. Cuando por fin pudo recobrar el control de su cuerpo, se dio cuenta de que seguía en su habitación, oscura, imponente ahora en la noche, y en la que solo un pequeño haz de luz proveniente de la calle, que se conseguía colar entre el pequeño hueco de las dos cortinas, la iluminaba con total indiferencia. Seguía en su cama, tumbada y tapada con una fina sábana blanca hasta el cuello. Tenía calor. Estaba empapada de un sudor frío, gélido, que bajaba desde su frente, deslizándose por el borde de la nariz hasta llegar a la punta de la misma, precipitándose, finalmente, gota a gota, en la almohada.


Se dio cuenta de que algo no iba bien. Notaba que la observaban, que la acosaban, aunque no pudiera ver nada, debido a que aún no estaba acostumbrada a la oscuridad de la habitación. Escuchaba pasos, risas. Carreras de un extremo de la habitación al otro. Pasos cortos pero nerviosos, activos e incansables. ¿Era posible que hubiera un niño en su habitación?


Asustada, Lucía, empezó a incorporarse. Su vista ya se había adaptado a la más remota oscuridad de la noche. Sin embargo, aunque su deseo era descubrir el autor de aquellos extraños ruidos, un sentimiento de desconfianza y miedo se apoderaban de su cuerpo, haciéndole cerrar los ojos. ¡No tengas miedo! Se repetía una y otra vez para ella misma, mientras los pasos del niño seguían resonando en el eco del suspense.


De repente, Lucia, una vez incorporada, y ahora sentada en su cama, abrió los ojos con fuerza y dirigió su mirada de izquierda a derecha esperando encontrar a alguien. Se escuchaban los pasos, pero no veía nada. El interruptor parecía estar ahora más lejos que nunca. Sabía dónde encontrarlo, conocía su habitación de memoria, pero no se atrevía a salir de la cama.


Lucia gritó, sin entender el por qué. Su miedo y sus nervios ya eran dueños y señores de su mente. Entonces los pasos cesaron. Lucía con los ojos bien abiertos, giró la cabeza lentamente siguiendo la dirección del sonido, intentando intuir la última posición del niño.


Allí estaba, frente a la ventana, iluminada por el pequeño haz de luz. Era María, no hay duda. Pequeña, inocente, pero ahora estática, con los ojos bien abiertos y la mirada fija en ella. No era la misma, carecía de vida, sus mejillas no tenían ya ese color rojizo, ahora su tez era blanca como el marfil; tampoco sus ojos trasmitían la alegría de siempre, estaban vacíos; y ahora su cabello, meses antes dorado, sedoso y brillante, había perdido color. Se mantenía impasible, inmóvil, sin la elegancia con la que antes se movía. A pesar de todas estas diferencias, había algo que a Lucía le seguía trasmitiendo confianza, el vestido. Una elegante gala de color azul cielo, cuya parte de arriba constaba de dos finos tirantes, uno de ellos (el derecho) adornado con una pequeña rosa blanca; y cuya parte de abajo estaba rematada por una falda, adornada con cuatro volantes, que llegaba hasta la rodilla; dejando resaltar unos brillantes zapatos de charol blancos, que ahora completaban un conjunto que no lucía igual que meses antes de la muerte de su hermana.

domingo, 29 de enero de 2017

Un amor verdadero

¿Existe un amor verdadero? No de esos de películas, de príncipes azules y princesas Disney. No. Un amor real, lleno de perfectas imperfecciones que hacen especial a cada una de las personas. Un lunar, las cejas, la nariz...  ¿Y qué pasa si somos diferentes? ¿Por qué buscamos parecernos a un mismo modelo de persona, tallado en los medios de comunicación y fabricado con un objetivo económico? La moda, dicen algunos/as. La moda es sentirte bien contigo mismo, con lo que eres, con lo que llevas y con lo que dices. Acéptate y te aceptarán los demás.

Es en este pequeño análisis de la sociedad, cuando me doy cuenta que (me) resulta difícil encontrar a esa persona especial. Pero que como siempre digo, acabarás encontrando. Pero lo importante no es encender la llama del amor, lo importantes es mantener esas brasas que permitirán que os sigáis sintiendo atraídos, que os lo paséis bien, que disfrutéis, que os beséis, que os confeséis… Por esta razón, y sirviendo como ejemplo de aquellos que alguna vez han metido la pata en el amor, quería compartir una serie de consejos, los siguientes:

1- Cuida a tu pareja como si fuera un amigo, es decir, cuídalo, respétalo, amalo, defiéndelo y confía en él.

2- Si de verdad quieres a esa persona, dalo todo. Si no tienes tiempo, sácalo de donde sea; si está triste, sácale una sonrisa; si algo le preocupa, distráela... No valen las escusas, simplemente quiérela de verdad.

3- No te sientas inferior a tu pareja, y que él/ella no te lo haga sentir. Es importante saber cuando una persona nos quiere o nos utiliza. 

4- No vayáis de duros, de "pasotas". Una relación se basa en dar y ofrecer todo lo que uno siente.

5- Busca a un confidente, a un amigo con el que confiar, contar y compartir sentimientos, emociones, inquietudes... Todo ser humano precisa de un apoyo emocional. Elige bien a quien confiar tus pensamientos.

6- No te ates a una persona que no comparta sentimientos contigo o que no se involucre, de la misma forma que tú, en la relación.

7- No intentes cambiar a nadie. Cada uno es como es y va dentro de su naturaleza.

8- Si aún no has encontrado el amor de tu vida, no te desesperes, todo llega. Según una antigua leyenda china, La leyenda del hilo rojo (sobre la cual hablaremos otro día), la vida ya tiene nuestro destino escrito y por mucho tiempo que pase, al final encontraremos a esa persona especial. 

Espero haberos ayudado y recordad, si tenéis algún consejo u opinión respecto al tema, hacédmelo saber en los comentarios. Siempre es bueno tener varios puntos de vista. ¡Un saludo Vecin@s!

jueves, 26 de enero de 2017

¿Una vida sin música?

Es impresionante lo que unas notas pueden llegar a provocar en el oyente. Infinidad de emociones y recuerdos que se desatan y vienen a nuestra mente a partir de unas simples notas, escondidas detrás de una voz o, tal vez, un piano, una guitarra, un bajo, un violín. Estas son capaces de trasmitir todo aquello que el autor, de la pieza que escuchamos, sentía en el momento que la escribía. Por esta razón, aunque no nos demos cuenta, la música está ligada a nuestro estado de ánimo, es decir, según como nos sentimos, escuchamos un género u otro. A mí me pasa. Yo, cuando estoy triste suelo escuchar canciones más tranquilas, con un tono más bajo, como por ejemplo Stay with me (Sam Smith), Stay (Rihanna ft. Mikky Ekko), Impossible (James Arthur) o All of Me (John Legend); y cuando estoy más alegre suelo escuchar canciones con un ritmo más “rápido” y con muchos instrumentos, como por ejemplo Quiero que sepas (Juan Magán), El Canto del Loco, Melendi…

Pero, la música, no solo tiene esta cualidad. Esta es capaz de trasportarnos a un momento, a una época, a una hora y a un minuto determinado, asociado por nuestra mente a una canción que, sonaba mientras vivíamos ese momento o que, simplemente, nuestro cerebro, a conectado a ese espacio temporal; ya sea por recordarnos un olor, una persona, un sentimiento... Seguro que a vosotros os ha pasado. A lo mejor, en un día de fiesta, en un viaje, cuando conocisteis a esa persona especial.

Por todo ello, para mí, la música es un aspecto fundamental, presente todos los días de mi vida. ¿Qué seríamos sin la música? No soy capaz de visualizar una vida sin notas. Por todas y cada una de estas razones, solo puedo decir que la disfrutéis, que ampliéis horizontes e indaguéis en estilos nuevos, que bailéis, que cantéis… En general, vivid la música.

martes, 24 de enero de 2017

¿Mamá?

Vamos Lucas es hora de bañarte. Sé que no te gusta pero es necesario. Si quieres yo te ayudo. No hijo, no puedes quedarte en tu habitación, siempre estás tumbado en la cama. ¡Vamos! mamá te coge. Lucas no te muevas, me vas a hacer daño. Tranquilo, estás con la mami. ¡Uf! te hace falta ya una ducha. ¿No le dices nada a mamá? Yo solo quiero lo mejor para ti, mi príncipe.

(Ya en la bañera)


Lucas no patalees, estate tranquilo que es solo agua. Vamos ahora a enjabonarnos bien. No te olvides del pelo… ¡Así me gusta! No me mires así hijo, ya casi hemos terminado. Ahora solo queda aclararnos. Muy bien, ahora mete la cabeza debajo del agua para  que mami te aclare el pelo. No patalees Lucas, te vas a hacer daño. No grites por favor, mi vida. Yo solo quiero quitarte el jabón. No hagas fuerza, ya casi está. Así me gusta, que estés quieto y tranquilo.

lunes, 23 de enero de 2017

Microrrelatos

¡Hola Vecin@s!

Esta sección es el espacio perfecto para dar a conocer vuestros microrrelatos. Es la oportunidad idónea para compartir vuestros pequeños escritos y demostrar de la madera que estáis hechos. No hay escusas, cualquier temática será bien recibida.

Si estáis interesados en participar, enviadme un correo con vuestro microrrelato, vuestro nombre y la url de vuestra página web o blog (si es el caso), a la siguiente dirección: elvecinodeallado1994@gmail.com

Espero vuestras historias impaciente! Un saludo.

domingo, 22 de enero de 2017

La situación

Hace un año ya desde que terminé el grado que he estudiado. Y es en este momento cuando veo mi futuro aún más borroso que antes. Ni tan solo el día que tuve que elegir y numerar, por orden de preferencia, los diferentes grados que me gustaría cursar tuve tantas dudas como en este preciso momento. Y os digo que no es por falta de vocación o por no tener ganas de trabajar, pero la situación que rodea mi profesión no es la mejor.

Os preguntareis: ¿Qué habrá estudiado? Bueno, pues tengo que enseñar y educar a niños y niñas, trasmitirles aquello que sé y he aprendido, inculcarles los valores que defiendo y que a mí me han trasmitido, e incluso, tengo que admitir, que, algunas veces, me veo obligado a ejercer como enfermero o policía. ¿Lo habéis adivinado? Sí, soy maestro y, además especialista en el área de Audición y Lenguaje. Como bien sabéis, no es nada fácil ejercer como docente en un colegio (público), si no se superan unas oposiciones, junto con miles i miles de compañeros de profesión; y el conocido como el periodo Pinball, en el que los maestros novatos “rebotamos” de centro en centro, trabajando a media jornada y pagando un alquiler superior a nuestro sueldo. Una gozada, vaya.
Además, a todo esto, se le suma las constantes faltas de respeto que algún sector de la sociedad dirige al grado de Magisterio y, en concreto, a los docentes. Una profesión, injustamente (desde mi punto de vista), infravalorada por "hacer collares de macarrones", "tocar la flauta dulce", "cantar" (nótese mi ironía)... Argumentos estúpidos, de gente estúpida. No obstante, y aunque es cierto que algunos estudiantes cursan este grado como una opción y no por vocación, no deberíamos generalizar ni menospreciar el esfuerzo, la paciencia, el  estudio, el cuidado... que los docentes tienen a la hora de enseñar. Recordad que todos hemos sido alguna vez alumnos y que nuestros hermanos, amigos, e, incluso, hijos estarán o habrán estado a cargo de un/a GRAN MAESTRO/A.

Así pues, teniendo en cuenta esta Situación, me pregunto cual será mi futuro. Nunca sabemos lo que este nos puede deparar, pero espero que pronto la vida me quite estas gafas empañadas que impiden ver claro mi camino.

jueves, 19 de enero de 2017

Un sueño de niño

“Viajar es una brutalidad. Te obliga a confiar en extraños y a perder de vista todo lo que te resulta familiar y confortable de tus amigos y tu casa. Estás todo el tiempo en desequilibrio. Nada es tuyo excepto lo más esencial: el aire, las horas de descanso, los sueños, el mar, el cielo; todas aquellas cosas que tienden hacia lo eterno o hacia lo que imaginamos como tal”. – Cesare Pavese. Leyendo esta cita me di cuenta de lo pequeño que somos, de lo mucho que nos falta por conocer y lo mucho que jamás conoceremos. Es por ello que desde pequeño he querido viajar, perderme por el Amazonas, correr por la muralla china o encontrar un tesoro en el fondo del Pacífico. Siempre me he sentido atraído por las aventuras.

Ya de pequeño me apasionaba perderme en los mundos, historias y personajes a los que mi mente daba forma, en cada lugar y situación. Pero no siempre fantaseaba solo, algunas veces iba acompañado de mis fieles amigos. Nos hacíamos llamar "Los caballeros" (probablemente porque a los cuatro nos gustaba la Edad Media, o eso creo...). Así pues, como buenos aventureros, hemos vivido multitud de andanzas. Por ejemplo, cuando íbamos a la playa no nos limitábamos a nadar o a jugar con las palas... Nosotros vivíamos cada paseo por la orilla, como un largo viaje por el desierto; cada concha que encontrábamos, como un galeón dorado; o cada ola superada, como una tormenta evitada. Para que me entendáis, nos sentíamos como los bebes de la famosa serie de animación Rugrats. Sí, éramos, mejor dicho, somos unos "niños" muy fantasiosos.

Por esta razón, una vez crecí y maduré, llegué a la conclusión que mi sueño era viajar. Me gustaría encontrar un grupo de aventureros que me acompañaran, con los que compartir intereses, preocupaciones, alegrías, inquietudes... y que me ayudaran a completar un EXTENSO álbum de fotografías, en las que plasmar cada uno de los destinos. Sé que no es nada fácil. La disponibilidad de cada uno, el dinero, el tiempo, son obstáculos con los que uno debe lidiar. Pero sé que algún día lo conseguiré. Si algún vecin@ comparte los mismos intereses y se quiere unir, Bienvenid@ eres.


¿Dónde os gustaría viajar?